Carlos H. Burgoa Moya
El pasado 30 de agosto el mundo no se inmuto por la muerte de (Mijail Sergueievich Gorbachov; Privolnoje, Stavropol, 1931 – Moscú, 2022). Pero si grandes titulares de la prensa occidental y con muy poca resonancia en Europa se disemino su muerte del otrora dirigente máximo del Partido Comunista de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, hoy extinta, pero no así ese poderoso partido.
A Gorbachov, la humanidad lo recordara como uno de los últimos hombres que, con mucha habilidad junto a la potencia de los Estados Unidos, -que con la perseverancia del otrora presidente de los Estados Unidos George Herbert Walker Bush (Milton, Massachusetts; 12 de junio de 1924-Houston, Texas; 30 de noviembre de 2018) – supieron minar a una de las potencias económicas mas importantes de la humanidad, ya que en la segunda Guerra Mundial ese gigante aplasto a las fuerzas nazis que querían dominar el mundo.
Pero la historia no es siempre lineal, ni creación divina. Tiene sus propias contradicciones y no se guía por lo que algún iluminado lo señala, si nos es el resultado de la mano de ambiciones y de sus propias contradicciones por ese conjunto de hombres, porque si en esa época señalaron que se extinguía el socialismo real, estaban equivocados, porque de esa experiencia nacieron otras alternativas de dar certezas a la humanidad y de progreso de la misma en materia de desarrollo económico, como social.
Como recordar que la Unión Soviética hasta ese momento había producido el 20% de la producción mundial, casi un tercio de toda la electrónica y un tercio de todos los aviones del mundo y ser pioneros en la conquista del espacio.
Si no se hubiese disuelto la URSS y extinguido el pacto de Varsovia, hoy la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no hubiese sido tan potente, la guerra entre Rusia y Ucrania no se hubiese dado.
Pero todo empezó cuando Gorbachov deseoso de reforzar y perfeccionar el régimen socialista mediante la trasparencia (glasnost) y la reestructuración (perestroika), propuso sacar a la economía soviética del caos y el anquilosamiento en el que estaba sumida, introduciendo mayor libertad de empresa y dejando actuar al mercado para corregir los defectos de la planificación, que error mas grande, ya que el imperialismo supo aprovechar esa oportunidad e introdujo y privatizar todo en ese país.
De la caída del muro de Berlín y de la reunificación alemana, dio paso a la creación de la Unión Europea donde el capital supo distinguir quienes deben servir para que otros puedan vivir mejor.
Hoy la muerte de Gorbachov, no sorprendió a nadie y mas bien hizo recuerdo que en su propio país Ucrania ni lo recordaran, porque quizás hoy no hubiese estado sumida en una guerra apoyada y financiada por el norte.
La historia siempre recordará a Mijail Gorbachov y a Boris Yeltsin, quienes hicieron caso omiso de lo que deseaba la gente de su país y mas bien se arrojaron a los brazos del capital financiero mundial.
Pero como dice la tradición no hay muerto malo, ni novia fea, la historia es la que nos evalúa y nos dice por donde debe ir la humanidad.