Por Carlos H. Burgoa Moya
En un pasado no muy lejano, un 4 de septiembre de 1974, Chile, exactamente hace 52 años elegia a Salvador Allende como presidente de la República de ese país, que a diferencia de éste 4 de septiembre de 2022 Chile vive otra realidad donde el voto mayoritario de su gente dio un rechazo contundente a una nueva Constitución Política del Estado.
La revuelta política que dio Latinoamérica en la década de los 90s hasta los 2015 a la izquierda, que fue catalogada como el primer avance de gobiernos populistas, fue una experiencia que dejo huellas que jamás la olvidaremos porque desde +Hugo Chávez, +Néstor Kirchner, Rafael Correa, Lula Da Silva, Evo Morales, Tabaré Vásquez, entre otros, dejo profundo cambios en la economía, en la política y ante todo en el área social, porque las brechas de desigualdad y de pobreza se redujeron, pero no se proscribieron en nuestra América morena.
Este nuevo giro que se dio en esta nueva etapa Latinoamérica desde que Manuel López Obrador inició el 1 de diciembre de 2018 en México, Alberto Fernández, el 10 de diciembre de 2019 en Argentina, Luis Alberto Catacora el 8 de noviembre de 2020 en Bolivia, Gabriel Boric el 11 de marzo de 2022 en Chile y Gustavo Petro el 7 de agosto de 2022 en Colombia. Es una nueva oleada que debe enseñarnos que las copias nunca son iguales.
La política emprendida por Boric desde que asumió la conducción de un país con muchas desigualdades y con un logro político como nunca antes visto es digno de resaltar, porque su liderazgo nació en las calles de Santiago y fue un actor fundamental para el proceso Constituyente de noviembre de 2019, que dio inicio a lo que llego Chile en 2022, ya que no podemos de resaltar que su conducción en los pocos meses que esta en el palacio de la Moneda, deber llamar a una reflexión y a un cambio en su conducción, porque del proceso que acaba de dar su veredicto el pueblo chileno exige mayor compromiso con el electorado que lo ha llevado al poder.
¿Pero por qué se dio la derrota del apruebo el 4 de septiembre en Chile? El Che, decía que a la derecha no hay que confiar ni un tantito así. Y tenía razón porque de esa pequeña conquista su poder es avanzar sin medir consecuencias, porque no mide la economía, no mide los efectos sociales que pueda dar ya que, lo que importa es infringir golpes certeros para que el electorado sepa quien tiene el verdadero poder.
Pero la desazón que vive Chile es también de su clase dirigente que desde que subió el poder, el actual presidente, no ha podido reconducir un movimiento social que le exige cada día más organización y más compromiso con los trabajadores, con sectores juveniles y que desde que el pasado martes ha decido cambiar a sus ministros, no ha cesado en movilizarse en los alrededores del palacio de gobierno, ya que no aceptan que no haya coordinación con ellos, porque son ellos los que construirán un nuevo país y no los resabios de la dictadura que aun viven en el parlamento.
Un elemento mayor que no debe olvidarse es el papel de los medios de comunicación que han jugado en el referéndum de salida en Chile, crucial ya que su voz llenó de ideas falsas de la nueva propuesta constitucional e hizo que el planteamiento de un país plurinacional, ecológico y con igualdad de género sea visto como un país que se volcaba a los brazos de la izquierda, nada mas falso. En fin, hace mucho por hacer un Chile donde el sueño de Pablo Neruda y Gabriela Mistral, se haga realidad.