El precio del poder

Por Carlos Humberto Burgoa Moya

Lenin tenía razón: “salvo el poder, todo es ilusión”, este hombre que logró lo que la humanidad peleó durante años, décadas y siglos, lo hizo posible en 1917 la gran Revolución de Octubre en la depauperada Rusia. Hoy decenas de países se afanan en ser el referente y llevar adelante un cambio de su sociedad, no a imagen y semejanza, de las grandes revoluciones que tuvo la humanidad en el siglo pasado, pero cambio en sí es lo que desean. Pero lo que esta sucediendo en el Perú, lleva a la conclusión que asi, no se logrará nada, ya que hay fuerzas conservadoras que se niegan a ver que la actual Constitución Política del Perú data de1993, a los tiempos actuales debe ser cambiada.

Los grandes acontecimientos que conmovieron el mundo, no aquel que fantásticamente nos relata John Reed, destacado periodista y dirigente obrero estadounidense en su libro: “Diez días que estremecieron el mundo”, donde presenció como solo diez días bastaron para que el pueblo tomara el poder y acabara de manera real y efectiva con el antiguo régimen y el absolutismo zarista y de  cómo Petrogrado se transformaba en Leningrado, y cómo la Santa Rusia iniciaba su transición hasta convertirse en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, aquella potencia que un día cayo como el muro de Berlín (1991) como castillo de naipes para que solo sea una potencia económica y no política.

Hoy hablamos de nuestra América, donde hoy a estas altura de un domingo 18 de diciembre han muerto 22 peruanos en distintos puntos de ese gran país, que por razones inexplicables Pedro Castillo tomo una decisión poco clara para deshacerse de los poderes ya constituidos y vetustos de un poder ya de por si decadente y que por tales determinaciones y -no creo- que sean afanes terroristas que lleven a miles de ciudadanos movilizarse en pos de un cambio de política y de políticos que durante años viven y usufructúan del poder, sea cual sea el partido en función de gobierno. Esa gente movilizada dijo basta.

El 28 de julio de 2021, cuando Pedro Castillo juró a la presidencia del Perú sello su destitución, porque los grandes intereses oligárquicos nunca aceptaron a un profesor humilde de presidente. Los grandes monopolios y/o oligopolios, que mueven la economía peruana es, para asustarse, porque un país vecino, que en el pasado usurpo un parte de su territorio hoy tiene depositado su economía para su beneficio y no es un secreto de Estado, es comidilla de todos y todas, pues revertamos esa situación y trabajemos por el bien de todos y todas.

La solidaridad que acompaña al Perú en estos momentos es digna de apreciar, porque la muerte de un ser humano sea donde sea y sea quien sea, no tiene justificativo. Es un deber que los organismos de derechos humanos tomen cartas en estos momentos y que la llamada clase política que hoy por hoy se niega a aceptar lo que la sociedad en las calles exige y pide es un cambio en democracia, porque los latinoamericanos ya hemos aprendido que bajo este régimen se puede logar grandes cambios sociales y económicos de acuerdo a las proyecciones de la Comunidad Económica para América Latina (Cepal), el crecimiento para nuestros países no es nada halagüeño; Bolivia crecerá en un 2,9; Chile -1.1; Perú 2.2 y las economías que repuntarán serán de Paraguay 4.0 y Venezuela 5.0.

Es decir que el precio del poder de los que muchos se afán en querer tenerlo para sí, se convierta en un poder para todos, porque gobernar encima de los cadáveres es como gobernar bajo su sombra y su destino que los llevo al sepulcro. Salven al Perú.