Por Carlos Burgoa Moya
Tarde mucho en leer la obra -no porque no quise, sino porque no podía comprar el libro- que, en propias palabras del autor, fue un texto donde le dedico muchos años de su vida. Si hablo de la obra de Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa, 28 de marzo de 1936-Lima, 13 de abril de 2025 “Conversación en La Catedral” (1969) (Penguin Randon House Grupo Editorial. DEBOLSILLO 2015. 726 páginas). En la parte introductoria dice Vargas Llosa “Ninguna otra novela me ha dado tanto trabajo, por eso, si tuviera que salvar del fuego una sola de las que he escrito, salvaría ésta”. Es una obra monumental en la literatura y fundamental para Latinoamérica.
Nunca pasa de moda a decir, lo que contiene el libro la corrupción o que haya gobiernos de tinte autoritario o de tinte dictatorial, sea en Estados Unidos o sea en Perú o en Bolivia siempre hubo y lo habrá porque la educación es fundamental en toda sociedad que se aprecie para ser una verdadera vitrina a sus ciudadanos. Y no lo digo porque los justifico, porque, en boca de todos siempre si escucha en gobiernos de facto el país estaba mejor o roba, pero hace.
Lo que le toco vivir a Vargas Llosa y lo hemos vivido en carne propia a los bolivianos durante casi una buena parte de nuestra historia, fueron los golpes de Estado, que a decir de la historia de los 67 presidentes que tuvimos una buena parte fueron militares (tarea para otro artículo).
Pero volviendo a la obra de Vargas Llosa, es una obra llena de detalles y de política local, estuvo ambienta en la dictadura de Manuel Odría que gobernó el Perú entre 1948 y 1956 y podría ser igual que entre ese periodo y entre otros en Bolivia de igual forma vivimos bajo la bota militar. Es paradigmática la frase escudriñada por el propio Vargas Llosa cuando se pregunta «¿Cuándo se jodió el Perú?» es el célebre inicio de la novela. Esta pregunta ha llegado a representar la obsesión nacional peruana por el origen de sus frustraciones colectivas y la sensación extendida de derrota.
Es una obra donde juega la ficción y la realidad a contra pelo, es decir de igual a igual, ya que lo que pasaba el Perú por esas épocas, otros países pasaban los mismo o seguimos pasando lo mismo. Ya que algún dizque democracias, no son mas que sinónimos de una dictadura encubiertas de ropaje eleccionario, como la que vive el Perú hoy en día.
A leer en sus páginas quien no recuerda los voceadores de periódicos que cada mañana en el pasado circulaban por nuestras calles, hoy a menos por las ediciones en digital, pero quien no ha vivido esos momentos, no puede dejar de pensar que era el habito de muchos y el consuelo de pocos por no poder tener en sus manos un periódico, sentir en las manos el olor a tinta, leer un editorial, una crónica, una historia…etc. Porque la obra se centra en historias de unos para sumergirnos en una historia que engloba a un país.
“Conversación en La catedral” es una obra fundamental de ayer, de hoy y quizás sea de siempre, porque nadie puede dudar que la historia se repite, obviamente con otros actores, pero al fin en el mismo escenario, este mundo que no para en muchas ocasiones en retroceder para volver sobre lo mismo, de esa mal llamada corrupción, que no es otra cosa que robo a un país.
Hoy dirán que Vargas Llosa era un agente del imperialismo y que era un derechista a morir, pero escribía de bien, cuanta falta hace eso a la izquierda y a la derecha, en decir las cosas por su nombre.