Por Carlos H. Burgoa Moya
Recientemente la otrora poderosa Central Obrera Boliviana, aquella que nació al calor de las jornadas de abril de 1952, realizó su ampliado en Cobija-Pando, donde una de sus determinaciones fue la ratificación de su secretario ejecutivo por dos años mas.
Hoy solo queda un recuerdo, de su combatividad, ya que día que pasa, nos hace pensar que los dirigentes que fueron elegidos por un periodo se eternizan y solo queda en el baúl de los recuerdos la renovación que tanto hace falta a la dirigencia sindical y política en nuestro país.
Sera difícil dejar de ser dirigente, que atrae tanto esa manzana del poder que en algunos casos se quedan por mas de veinte años, tal el caso de un dirigente de la Central Obrera Departamental de Santa Cruz. Es hora de que si no cambiamos, nos anquilosaremos en lo mismo y será un preludio de que habrá cambio posible.
Siempre surge aquella frase del Che que al despedirse de Fidel, le dijo, «otras tierras del mundo requieren de mis modestos esfuerzos» y se vino a Bolivia a morir en su ley. Se debe combinar experiencia con juventud, inteligencia con sabiduría, dice el viejo adagio.
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